Un estudio realizado en Catalunya mostró que más de la mitad de 3.600 niñas y niños consultados por la Universitat de Girona desconocen a quién recurrir en caso de que afronten violencia de género en el hogar y tienen baja propensión a considerar a la escuela como posibilidad para hacerlo.
La situación es descripta en una ponencia que un equipo de esa casa de estudios presentó al IX Congreso Mundial de Infancia y Adolescencia que se llevó a cabo en Córdoba, Argentina, y que destaca también la necesidad imperiosa de que chicas y chicos puedan implicarse y prevenirse ante la violencia de género.
La ponencia recuerda que la violencia de género es considerada “un problema sanitario mundial de proporciones epidémicas”, por la Organización Mundial de la Salud, y cita estadísticas oficiales que reflejan el aumento de víctimas en España, donde desde 2013 fueron asesinadas 452 mujeres y 320 niñas y niños quedaron huérfanos.
Frente a ello, prosigue, la participación de niñas y niños es necesaria en cuanto al respeto a sus derechos y para alcanzar eficacia en su prevención y erradicación, ya que solo pueden procurar ayudar si identifican el problema.
La ponencia de la Universitat de Girona cita entonces la puesta en marcha de la investigación participativa “WeAreHere!” (“¡AquíEstamos!”), destinada a obtener información cualitativa y cuantitativa mediante seis grupos de niñas y niños de entre 10 y 16 años, que el texto llama “expertos activos”.
Estos grupos participaron del diseño de una encuesta sobre el concepto de violencia de género que tienen niñas y niños, conocer las fuentes de información que prefieran, definir estrategias para enfrentar el problema y determinar a quiénes acudirían por ayuda.
La investigación tomó dos años, 2020 y 2021, y estuvo a cargo del equipo Liberi, grupo de investigación en infancia, juventud y comunidad de la Universitat.
Así, fueron encuestados 3.664 niñas y niños de entre 8 y 16 años en escuelas públicas y privadas de cuatro provincias de Cataluña, y los resultados fueron expuestos y debatidos con los grupos de “expertos activos”.
La ponencia informa que “la mayoría de niños, niñas y adolescentes identifican las formas de violencia física y sexual, pero dudan ante formas de violencia psicológica, económica y vicaria”. Asimismo, señalan la importancia de tratar el tema en la escuela, con presencia de expertos.
Las opiniones, continúa, son “elaboradas y complejas” y “muchas veces contrapuestas: a favor o en contra de la categoría de violencia machista”, y “se observa cierta reticencia (sobre todo por parte de los chicos) a hablar del tema, ya sea por desconocimiento, por menor implicación, por cansancio o por rechazo”.
Entre los obstáculos para pedir ayuda, dice, las niñas y niños “destacan el miedo a las consecuencias físicas (tanto para ellos/as como para sus familias), así como a las consecuencias sociales/personales (burlas, rechazo, pensar que mienten o exageran, etc.) y más de la mitad de los participantes afirma que no sabría dónde o a quién acudir”.
El texto informa también que “una gran mayoría recurriría antes a la policía, a un teléfono de emergencia, que a sus profesores”, lo que muestra que la escuela “no se considera el lugar indicado, suficientemente seguro y/o preparado para estos fines”.
El equipo universitario destaca por último la necesidad de disponer espacios en que niñas y niños puedan “explicar la situación de violencia en la cual están inmersos y recibir ayuda”.
Las ponencias admitidas y difundidas en el Congreso Mundial fueron aprobadas por un comité académico que encabezaron la Defensora de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes de Córdoba, Amelia López, y el catedrático español Carlos Villagrasa.
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